Si te digo que mi intención no es ignorarte, no me creerías. Si no te miro, no es por que sea o quiera hacerme la indiferente. Es por que no quiero cruzarme con tu mirada. Esa mirada que dice mil cosas y a la vez no dice nada. Esa que dice 'ya no siento nada' y al mismo tiempo dice 'estoy sintiendo demasiado'. Esa que esquiva la mía. Esa que ni siquiera se posa en mí, ni en mi cuerpo, ni en lo que llevo puesto, ni en mis ojos, ni en lo que llevo conmigo, en NADA de mi alrededor. No quiero ver como esa mirada que antes estaba constantemente clavada en mí, ahora ni siquiera me quiere ver de refilón.
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