"(...) pero su amigo, el señor Darcy, fue de pronto el centro de todas las miradas por que era alto, elegante, de rasgos hermosos y noble actitud. (...). Los caballeros coincidieron en que, como hombre, era un gran tipo; las damas sentenciaron que era mucho más guapo que el señor Bingley. Durante la primera mitad de la fiesta, se vio envuelto en la admiración general, pero la marca de su popularidad fue bajando por el disgusto que produjo su conducta; se advertía que era orgulloso, que se colocaba por encima de la concurrencia, que todo le dejaba insatisfecho. No le valió desde áquel momento el ser propietario de una extensa finca en Derbyshire, para que lo declarasen de antipático, desagradable e indigno de ser comparado con su amigo."
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